“Esta tarde me he quedado dormida en el bosque. Soñé que un lucero muy hermoso se posaba y lo inundaba todo de una luz resplandeciente. Entonces, todo el bosque se fue quedando quieto y se hizo un silencio tan hondo que sentía los latidos de mi propio corazón y el correr desbocado de mi sangre”.
Campo de estrellas (Campus Stellae), cuya traducción viene de la palabra Compostela, es el título que en esta ocasión María Ortega Estepa elige para presentar su última serie de trabajos en torno a la búsqueda personal a través del paisaje intimista. La exposición gira en torno a la leyenda de la ciudad donde radica la exposición, en la que un ermitaño llamado Pelayo, cree ver la luz de unas estrellas señalando un túmulo en el monte Libradón -en mitad del bosque- descubriendo un arca marmórea con unos restos atribuidos al apóstol Santiago. En torno a este sepulcro surge la ciudad y el Camino de Santiago.
Basándose en esta leyenda, María Ortega Estepa trata de invitar al espectador a penetrar en su espacio interior desde el autoconocimiento como punto de partida, con un marco de juego acumulativo: señales, rastros, espacios que penetran hacia un lugar lejano e íntimo. La capacidad para trabajar con diversos materiales y la sensibilidad para el arte del fragmento se unen en esta serie, que en ocasiones abandona la superficie y el espacio bidimensional del soporte para hacer que te adentres en ese camino de búsqueda personal.