NOVIEMBRE / ENERO 2019
Ajeno como siempre a las tendencias, cada exposición de Ramón Conde es concebida como una narración temática y en esta ocasión se inmersa en el territorio del subconsciente, de los sueños, de las imágenes delirantes y de todo lo que pueda saltarse el control racional, utilizando para ello un lenguaje surrealista, desafiante y provocador que apela a lo absurdo, a lo exótico, a lo primitivo e incluso a lo cómico, liberándose de prejuicios e ideas, disfrutando sencillamente de la acción de crear.
Partiendo de que en nuestra misma esencia poseemos dos cerebros y que suelen expresar sentimientos y posturas opuestas, las obras de Ramón Conde se postulan con ideas contrapuestas y nos muestran personajes en actitudes inquietantes, o incluso otros con su cabeza en el abdomen, en un evidente guiño al hecho real de que las neuronas comparten su alojamiento también en el estomago como si fuese un segundo cerebro.
Sin duda las esculturas que Ramón Conde nos muestra cumplen su objetivo de sorprendernos y hacernos reflexionar sobre nosotros mismos y la forma de percibir nuestras vivencias.