_Más allá de donde habita el color_

Está el sfumato perpetuo de un universo en textura que todo lo abarca. La forma, el pliegue … y la luz que los abraza y acaricia, madre de unas sombras en las que poder esconderse en un juego en el que la mirada establece las reglas. Una explosión de serotonina provocada por el gesto y la línea con cada fuga y movimiento arrebatado.

Estamos nosotros en el centro, redefinidos.  Atrapados por la levedad, danzando con la materia en un ejercicio especular satisfactorio y gozoso. Liberados por un impulso hedonista que nos incita a permanecer.

Y, está el color, también el color, sobre todo el color. Uno que se descubre a si mismo narcisista, sexy y poderoso. Que nos empuja a la emoción mediante un vibrato que se expande incontrolable.

Todo está en el arte de Ángela Mena, en unas pinturas y esculturas que desde la abstracción geométrica nos susurran y seducen, sublimando una estética depurada y elegante que nos emplaza a liberarnos, a ir un paso o más allá de donde habita el color.

Íñigo Rodríguez Román